LLEGAMOS A UN MERENDERO Y CREO QUE LO PASAMOS BIEN, BEBIMOS VINO DE RIBERA DE DUERO Y DE CASTILLA LA MANCHA y alguno con gaseosa porque hacía calor.
En aquella época la gente cogía la comida y ya hecha la guardaba en el maletero del coche en ollas directamente y también en bandejas y tapers, luego se comía en el campo en los merenderos.
Los coches llegaban hasta un lugar que decía XONA VIGILADA y ahí era donde se podía estar seguro, había zonas de parrillas para que te pudieras cocinar la comida si querías, pero cómo luego eso produjo muchos incendios en el monte, acabaron quitándolas.
Escogías una mesa del merendero y aparcabas el coche cerca con el maletero mirando hacia ti, hacia nosotros, y después le dábamos a la manduca, se fumaban cigarriilos de postre que se echaban a las latas de cerveza arrugadas con fuerza para que nadie se bebiese una colilla de la lata.
Era algo que sabíamos todos, cuando se acababa una lata de cerveza se la hacía una ruguez y se usaba de cenicero, alguno que no lo sabía se bebió ceniza alguna vez.
Pasábamos toda la tarde así, los niños se iban a jugar al fútbol y los hombres hablaban de política, no conozco un año donde la gente no se quejase del gobierno en este país y he nacido en democracia, pero antes también debía ser lo mismo.
Bien cociditos nos cogíamos el coche de vuelta y no había controles de la Guardia Civil ni cinturón de seguridad en las puertas de atrás, ni llevábamos móviles y llegábamos todos a destino.
El codero lechal se comía con gusto, el pan se echaba al suelo para los pájaros.
Las hormigas se llevaban el papel de los quesitos y cosas así.
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